El pino carrasco es una especie de pino muy común en la región mediterránea. Su nombre halepensis hace referencia a la ciudad de Alepo (actual Siria), una de las primeras áreas donde se documentó esta especie.
Es un árbol de tamaño mediano a grande, que puede alcanzar entre 15 y 20 metros de altura.
Su forma es piramidal en la juventud, pero con el tiempo su copa se hace más irregular, aunque siempre se caracteriza por una estructura abierta y luminosa. Los ejemplares adultos suelen tener un tronco recto y ramificaciones dispersas.
Las hojas del pino carrasco son en forma de acícula (aguja) de unos 6 a 15 cm de largo, y generalmente se agrupan en pares a lo largo de las ramas.
El fruto del pino carrasco es la piña, de unos 5 a 12 cm de largo, y tienen una forma cónica o ovoide, de color inicialmente verde o marrón claro, que se vuelve marrón oscuro cuando madura.
Es capaz de adaptarse a suelos de yeso, calizos, arcillosos y arenosos, y es muy resistente a la sequía y a la exposición al viento, de ahí su importancia en la rehabilitación ecológica de áreas degradadas y para la prevención de la erosión de suelos.
La madera del pino carrasco es ligera, blanca y de textura relativamente suave, lo que la hace fácil de trabajar. Se utiliza principalmente para la fabricación de muebles sencillos, estructuras de construcción y embalajes.